Lección 1, Tema 1
En Progreso

II. La base de la justificación (5.12-21)

Esta es una sección compleja, de modo que léala varias veces y use una traducción moderna. Pablo explica aquí cómo todos los hombres son pecadores y cómo la muerte de un hombre puede dar a un pecador impío una correcta posición delante de Dios.

Por favor, note antes que todo, la repetición de la palabra «un» o «uno» (vv. 12, 15–19: once veces). Nótese también el uso de la palabra «reinar» en los versículos 14, 17 y 21. El pensamiento clave aquí es que cuando Dios mira a la raza humana, sólo ve a dos hombres: Adán y Cristo. Todo ser humano, o está «en Adán» y está perdido, o está «en Cristo» y es salvado; no hay términos medios. El versículo 14 afirma que Adán es un tipo (figura) de Cristo; él es el «primer Adán» y Cristo el «postrer Adán» (1 Co 15.45).Podemos contrastar a los dos Adanes como sigue:

  1. El primer Adán se hizo de tierra, pero el postrer Adán (Cristo) vino del cielo (1 Co 15.47).
  2. El primer Adán fue el rey de la antigua creación (Gn 1.26–27), en tanto que el postrer Adán es el Rey Sacerdote sobre la nueva creación (2 Co 5.17).
  3. Al primer Adán lo probaron en un jardín perfecto y desobedeció a Dios, mientras que al postrer Adán lo probaron en un terrible desierto y obedeció a Dios; y en el huerto del Getsemaní sometió su voluntad a Dios.
  4. La desobediencia del primer Adán trajo pecado, condenación y muerte a la raza humana, pero la obediencia del postrer Adán trajo justicia, salvación y vida a todo el que cree.
  5.  Mediante el primer Adán la muerte y el pecado reinan en este mundo (vv. 14, 17, 21); pero a través del postrer Adán reina la gracia (v. 21) y los creyentes pueden «reinar en vida» (v. 17).

El AT es el «libro de la generación de Adán» (Gn 5.1–2) y concluye con la palabra «maldición» (Mal 4.6). El NT es el «libro de la generación de Jesucristo» (Mt 1.1) y concluye con «no habrá más maldición» (Ap 22.3). El paraíso de Génesis que Adán perdió se restaura en Apocalipsis mediante la cruz de Cristo.

Lo que Pablo enseña aquí es la unidad de la raza humana en Adán (véase Hch 17.26). Cuando dice en el versículo 12 que «todos han pecado» significa que todos pecamos en Adán cuando él pecó. Nos identificamos con él como la «cabeza» de la raza humana y su pecado es el nuestro, su muerte es la nuestra. El argumento de Pablo en los versículos 12–14 es como sigue: Todos sabemos que un hombre muere si desobedece la ley de Dios. Pero no había ley desde Adán hasta Moisés, ¡y sin embargo los hombres murieron! Sabemos que Adán murió debido a que desobedeció una ley divina; pero las generaciones desde Adán hasta Moisés no tenían tal ley para desobedecer. Entonces, la muerte debe ser por otra causa y esa es el pecado de Adán. Debido a que nacemos «en Adán», heredamos su pecado y condenación. Pero en su gracia Dios ha dado un «postrer Adán», una nueva «Cabeza» que, «por su vida y muerte», ha deshecho todo lo que Adán hizo en su pecado. Pablo ahora presenta varios contrastes entre la salvación y el pecado:

  • v. 15–16, ofensa vs. regalo gratuito: La ofensa de Adán trajo condenación y muerte, mientras que el regalo de la gracia de Dios trae justificación y vida.
  • v. 17, muerte vs. vida: La muerte reinó debido a Adán, pero ahora los creyentes reinan en vida (ya no en el futuro) por Cristo, ¡y tienen vida abundante!
  • v. 18, condenación vs. justificación: El pecado de Adán hundió a la raza humana en condenación; la muerte de Cristo trae una posición correcta delante de Dios. Adán se escondió de Dios; ¡en Cristo tenemos entrada libre a Dios!
  • v. 19, desobediencia vs. obediencia: Adán desobedeció a Dios y nos hizo a todos pecadores; Cristo obedeció a Dios y, por medio de la fe en Él, somos hechos justos.
  • v. 20, ley vs. gracia: Dios no dio la ley para salvar a la humanidad, sino para revelar el pecado. Pero, cuando Cristo murió, la superabundante gracia satisfizo las exigencias de la ley, y entonces suplió lo que esta no podía suplir: salvación del pecado.

La transacción completa se resume en el versículo 20: en la nueva creación (2 Co 5.17, estando «en Cristo») ya no reina el pecado, ¡reina la gracia! No reina la muerte, ¡reina la vida! ¡Y nosotros reinamos en vida! «Cristo[…] nos ha hecho reyes y sacerdotes para Dios» (Ap 1.5–6).

Ahora, la pregunta importante es: ¿Estoy «en Adán» o «en Cristo»? Si estoy «en Adán», el pecado y la muerte reinan en mi vida y estoy bajo condenación. Si estoy «en Cristo», la gracia reina, puedo reinar en vida por medio de Cristo y el pecado ya no me tiene en esclavitud (el tema del capítulo 6). En 5.6–11 Pablo enseña la sustitución: Cristo murió por nosotros en la cruz. Pero en 5.12–21 avanza más y enseña la identificación: los creyentes están en Cristo y pueden vivir en victoria sobre el pecado.

¡Aleluya, qué Salvador!

Comentarios

×