Lección 1, Tema 1
En Progreso

c. Tu papel Copy

Dios amó a Abraham. Dios amó a Israel. Pero, ¿no sería presuntuoso asumir que Dios siente lo mismo por ti? La relación precedió a las reglas con Abraham e Israel, pero tal vez Dios tenga favoritos. Tal vez con todos los demás Dios optó por el modelo de membresía: «Te comportas o estás fuera».

El propósito de Dios en la elección de Abraham como el punto de partida de una nueva nación, tenía la intención de bendecir al mundo entero. Más adelante, el profeta Isaías haría eco de esa idea cuando escribió acerca de Israel:

Yo te pongo ahora como luz para las naciones, a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra. Isaías 49:6

El plan de Dios, iniciado con Abraham, siempre incluyó a todas las naciones de la tierra. ¡Su plan te incluía a vos! Por lo tanto, no debería sorprendernos que cuando Jesús vino al mundo mil quinientos años después, extendió la oferta de salvación de Dios más allá de las fronteras de Israel. El apóstol Juan declaró la intención de Jesús de esta manera:

Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Juan 1:12

¿Leíste las últimas tres palabras? «Hijos de Dios». No «miembros», ¡hijos!


PREGUNTAS

  1. ¿Existe una conexión entre la forma en la cual Dios aceptó a Abraham, la forma en que aceptó a Israel y la forma como nos acepta a nosotros?
  2. ¿Es más fácil ver a Dios como un creador de reglas o como un padre que establece límites?
  3. ¿Qué cambiaría si realmente te vieses a ti mismo como un hijo de Dios?
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