En la lección anterior aprendimos a preguntar. Ahora, vamos a ver cómo saber escuchar las respuestas a nuestras preguntas. Una de las cosas que más valoran las personas cuando se incorporan a una célula es la posibilidad de contar sus experiencias, sus desafíos y dificultades, ante un grupo que está dispuesto a ESCUCHAR.
Los grandes líderes celulares dan prioridad a la acción de escuchar a los demás, sabiendo que todos tienen una historia que necesita ser oída. Dios nos hadado dos oídos y una boca por una razón. El ambiente del grupo pequeño es perfectamente apropiado para que las personas se escuchen activamente.
Como líderes de célula, debemos crecer en nuestra capacidad para escuchar a las personas. Sólo así podremos conocer sus necesidades, inquietudes y dudas, y con la ayuda del Espíritu Santo aconsejarles con sabiduría.
El pastor Joel Comiskey afirma que escuchar, más que hablar, es lo que distingue a los comunicadores eficaces de los demás.
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