Lección 1, Tema 1
En Progreso

03) El Corazón del Consolidador

En la parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:11-32), descubrimos cómo debe ser el corazón del consolidador, al ver la actitud del Padre cuando su hijo menor regresa a su casa.

“Pero el padre ordenó a sus siervos: “¡Pronto! Traigan la mejor ropa para vestirle. Pónganle también un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero más gordo y mátenlo para celebrar un banquete. Porque este hijo mío estaba muerto, pero ahora ha vuelto a la vida; se había perdido, pero ya lo hemos encontrado.” Así que empezaron a hacer fiesta.” (Lucas 15.22-24)

¡Esta es la tarea de un Consolidador!

  1. Alegrarnos cada vez que un pecador se arrepiente y viene a los brazos del Padre. Y luego servirles en el proceso de restauración, para dejar la identidad de “pordioseros” (antigua naturaleza) y adquirir la identidad de hijos (nueva naturaleza).

Consolidar es el mayor privilegio que Dios nos da, y aún es mayor cuando empezamos a entender la importancia que el Señor le da a cada vida nacida de nuevo.

Cuando consolidamos a alguien estamos recibiendo un voto de confianza de parte de Dios, nos está confiando su tesoro más preciado.

  1. Quienes somos padres podemos entender mejor aún el sentir de Dios hacia los nuevos. Cuando un padre o madre debe salir de viaje… ¿Con quién deja a sus hijos?… Vos, ¿Con quién los dejarías…? ¿Los confiarías a alguien a quien no conoces, de quien nada sabes?…

¿O los dejarías con alguien confiable, que los atenderá y no los dejará librados a su suerte, que si llega el horario del almuerzo les preparará la comida, que si enferman los llevará al médico, que si tienen sed les dará de beber, y los cuidaría como si fueras vos mismo…?

  1. Entonces… ¿Podrá Dios confiarte sus nuevos hijos espirituales que están por nacer, y quedarse tranquilo que están en buenas manos?… Seguro que sí, y para eso nos estamos capacitando.

Para hacer la tarea con eficacia, el consolidador debe tener un corazón de padre.

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