La mayoría de nosotros dejamos que se vayan acumulando cosas sin resolver o reparar en nuestros hogares: por falta de tiempo, presupuesto o simplemente “ganas” de enfrentarlas y buscarles una solución.
¿Será que eso mismo pasa con nuestra vida espiritual?
Si fuera sí: ¿Por qué no aprovechamos las próximas semanas para detectar y solucionar esos “detalles” de nuestras vidas que necesitan atención, antes de que sea demasiado tarde?
Contenido del Curso
Acerca del Autor
