Progreso de Leccion
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INTRODUCCIÓN

La crianza constituye un gran reto. Sin embargo, todo lo que vale lo es y Cristo es el único que puede ayudarte a hacerlo cada día mejor, a través de su Espíritu Santo.

Aquí te dejamos algunos consejos que pueden ayudarte a poner en práctica lo aprendido en esta sesión.

Ora por tu corazón

Ser una madre conforme al corazón de Dios y educar hijos conforme al corazón de Dios es “un asunto del corazón”, el tuyo. Así que,  ora por tu corazón. Entrégalo a Dios. Conságralo a Él cada mañana que trae nuevos retos.

Programa tu agenda.

¿Cómo sueles organizar tu semana? ¿Qué rutina sigues a diario? ¿Cómo debes programar tu semana para cumplir (con la ayuda de Dios) con la educación de tus hijos para que estén dispuestos para Dios?

También Planea el tiempo de preparación para ir a la iglesia para que todos estén tranquilos a la hora de llegar.

Analiza el tiempo que pasas frente al televisor, Facebook. Instagram, youtube.

(Esto también es válido para tus hijos) Luego piensa cómo podrías invertir ese tiempo para crecer en tu conocimiento de Dios, organizar asuntos en tu mente y corazón, o también orar para que tu familia viva en obediencia a Dios.

Lee la biblia todos los días.

Invierte en tu vida espiritual. Escribe lo que el Señor te hable. Recibirás instrucciones específicas para cada momento. Memoriza un versículo. Elige un versículo para memorizar esta semana. ¿No sabes dónde comenzar? Entonces memoriza Lucas 10:27, Hechos 13:22 o Colosenses 3:2. Son versículos que hablan del corazón o Consigue un libro devocional. Selecciona un libro devocional para ti y otro que sea apropiado para la edad de cada niño.

Aprende de los padres de la Biblia.

Los buenos ejemplos y de los malos también. Ana (una mujer de oración). Rebeca (hizo diferencia entre sus hijos)

Empieza a decir que no.

La Palabra te da fortaleza para ser una mama amorosa pero firme a la vez. También para decir no a todo aquello que deshonra a Dios o perjudica a tus hijos. Amistades, programas de televisión.

Fortaleza en momentos de debilidad, dolor o en situaciones difíciles, para no perder la cordura y el control.

Disfruta los buenos momentos de alegría, de paz, de risas.

Se agradecida y guárdalos en tu corazón.

También esos momentos que el Señor te guio, te rescato, te dio paz, etc.

Nunca te des por vencida.

Aunque no tengas esposo o madre, hermanas, amigas, suegra o grupo de apoyo que te ayude o felicite, Dios te dará el aliento que necesitas para seguir adelante.

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