Progreso de Leccion
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Sabes que eres mamá cuando

“Dormir hasta tarde” el sábado en la mañana equivale a levantarse a las 7.  Cuando aprendes a bañarte y a cambiarte en 10 minutos cuando antes necesitabas al menos 1 hora.

Cuando conoces cada farmacia y clínica de tu zona. E ir al supermercado se convierte en un emocionante paseo familiar o una película de terror.

Tienes tu tiempo “a solas” con Dios mientras amamantas a tu bebé a las 2 de la madrugada. Y “picas” lo primero que encuentras en la heladera. Y descubres que puedes cocinar, jugar con el menor y hacer las tareas con el mayor al mismo tiempo.

La lista evidencia la cantidad de tiempo, el esfuerzo y el amor que requiere el cuidado de los hijos. Si fueras a hacer tu propia lista, estoy segura de que llegarías a la misma conclusión:

 “¡Nuestro amor por los hijos se demuestra cuidándolos!”

Durante los primeros años de vida, los niños necesitan nutrición, afecto, protección, cuidado y estimulación para alcanzar un desarrollo pleno. Es un período de grandes oportunidades, pero también de vulnerabilidad frente a influencias negativas. Establecer un buen fundamento en los primeros años hace la diferencia para el aprendizaje posterior en la etapa adulta, e incluso ofrece un mejor comienzo para la siguiente generación.

Nuestra tarea se pudiera resumir en “Proveer, Proteger y Proyectar” para cumplir el propósito de criar hijos conforme al corazón de Dios. y si bien hay muchos aspectos a tener en cuenta, quisiera enfocarme en cuatro puntos.

Alimentación

El libro de Proverbios nos habla de la mujer virtuosa y nos dice que ella:

 “Es como nave de mercader; Trae su pan de lejos. Se levanta aun de noche
Y da comida a su familia...” Proverbios 31:14-15

Muchos dicen que el amor se deletrea C-O-M-I-D-A.

¿Cuántas veces tus hijos (¡y su padre también!) se acercan a preguntarte de mil maneras lo que hay para comer? ¿A qué hora comemos?” ¿Ya está lista la comida? Sin importar a qué hora hayas preparado la última comida, ¡ya es hora de preparar la próxima!

La mujer virtuosa “considera los caminos de su casa” lo cual incluye la alimentación (v. 27).

La alimentación de mi familia debe ser una prioridad para mí, y yo necesito hacer todo lo necesario para adquirir provisiones, preparar las comidas y servirlas cada día.

 Una recomendación importante: ¡Coman juntos!  Apaguen el televisor y hagan preguntas importantes. Preparen esas comidas favoritas de uno u otro. ¡Escucharlos y reírse juntos!

Descanso

Nuestros hijos necesitan descansar.La falta de sueño priva a todos del descanso necesario para la buena salud, la energía para realizar cada actividad y para tener una mente lúcida.

Eso significa que debemos establecer horarios para organizar los tiempos de sueño. A veces puede ser una lucha completa con los más pequeños, pero eso debemos ponernos firmes y asegurarnos que se acuesten temprano o que tomen una siesta.

Establece reglas claras en casa. Trabaja para eliminar o restringir todo lo que interfiera con sus deberes y la hora de dormir.

Protección

¿Estaré seguro hoy? Entre las doce preocupaciones de los niños de todas las edades, la seguridad personal ocupa casi el primer lugar (miedo a quedarse solos, a los extraños, a lo desconocido, a la oscuridad).

Entre muchas imágenes descriptivas que usaban los hebreos acerca del cuidado de su familia estaba una leona que atiende y protege a sus crías. Apropiémonos de esta figura en nuestros hogares. ¿Y como podemos protegerlos?

Ellos necesitan…

  • Protección de los hermanos: El hogar tiene que ser un refugio para cada miembro de la familia. ¡Un lugar donde ellos quieran estar!  
    No permitas que se pierda el control. Y cerciórate de que tus hijos no se lastimen o molesten a sus hermanos o hermanas. No permitas la burla, groserías, o desprecio entre ellos.
  • Protección contra accidentes: Esfuérzate por establecer y reforzar medidas de seguridad.  ¡Cuidado con las piletas! No los pierdas de vista!
    Recubre los enchufes que no están en uso. Pon tus cajones y alacenas a prueba de niños con cerraduras seguras.
  • Protección contra incidentes: ¿Tus hijos saben su nombre completo, dirección, número telefónico? ¿Saben qué hacer, decir, o no decir ante extraños? ¿Saben a quién pedir ayuda?
  • Protección por medio de la educación: Gran parte de la protección de nuestros hijos se lleva a cabo mediante la instrucción diligente. La educación principal de los hijos es nuestra responsabilidad, no del colegio.
    Hoy mas que nunca debemos saber que están aprendiendo en la escuela. Hablar mucho y observar el comportamiento. Tal vez no podamos evitar ciertas enseñanzas contrarias a la verdad de Dios, pero es nuestra responsabilidad en casa corregir las malas enseñanzas.
“¡Ay de los que llaman a lo malo bueno
    y a lo bueno malo,
que tienen las tinieblas por luz
    y la luz por tinieblas,
que tienen lo amargo por dulce
    y lo dulce por amargo!” Isaías 5:20

Las mentes de nuestros hijos están en plena formación, su identidad esta definiéndose, nosotros debemos guiarlos con instrucción clara y correcta.

  • Protección de la Internet: Este recurso exige la protección de los padres. La Biblia enseña que el diablo anda “Como león rugiente buscando a quien devorar”.

¿Qué medidas tomar?

  • Adquiere un programa de computadora que restrinja el acceso a sitios de Internet peligrosos e intrusos indeseados.
  • Establece la norma de que los padres deben estar presentes con cualquier niño en edad escolar mientras usa la Internet.
  • Mantén la computadora de la casa en la habitación familiar para supervisar el uso y limita el tiempo de uso. Las puertas abiertas.
  • Revisa con regularidad los nombres de los sitios visitados por tus hijos.
 Me negaré a mirar
    cualquier cosa vil o vulgar.
Detesto a los que actúan de manera deshonesta;
    no tendré nada que ver con ellos.
Rechazaré las ideas perversas
    y me mantendré alejado de toda clase de mal.
Salmo 101:3-4 (NTV)
  • Protección de la televisión: La televisión puede convertirse en otro invasor de la salud mental y la pureza moral de nuestros hijos. Resiste con firmeza la moda de poner un televisor en la habitación de tus hijos. También puedes establecer límites en cuanto al tiempo permitido y los programas que miran.
    Evita programas violentos, de terror, de magia y hechicería, de ideología de género y sexo. No cedas a la presión de la sociedad o de los niños.
  • Protección del sexo opuesto: Debemos velar no solo por el bienestar físico de nuestros hijos, sino también por su bienestar moral y sexual. Ninguna herida es tan profunda y permanente como la pérdida de la pureza sexual.
    Establece las normas más elevadas para tus hijos (es decir, ¡tan altas como los cielos! ¡tan elevadas como la Palabra de Dios!) Si hay algo en lo que debas ser firme, intransigente y fervoroso, es en esto.
    ¿Debemos cuidar con quien están?, ¿En dónde se reúnen? ¡Cuidado con las fiestas, las pijamadas!, ¿Conoces a la familia?  ¿A cargo de quien se quedan nuestros hijos cuando salimos? Enseñarles a cuidar su cuerpo, sus partes privadas, a hablar si algo no les gusta o los hace sentir mal.  No obligarlos a ir o estar con personas con las que ellos no se sienten bien.
  • Protección de las amistades: Lleva a tus hijos a las actividades de la iglesia. Ayúdales a entablar relaciones con otros niños cristianos. Habla con franqueza y regularidad sobre los detalles de su vida diaria y de sus amigos. Hazles saber que los amas y te interesas por ellos.

Oración

Por encima de todo, ¡persevera en la oración! Se que no podemos estar al pendiente de todo. Seguro algo se nos va a escapar. Es ahí cuando confiamos en la fidelidad de Dios, en su cuidado y su protección.

“Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias;
Derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor;
Alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos…” Lamentaciones 2:19

Es evidente que hay más, ¡mucho más! en lo que respecta al cuidado de tus hijos. El trabajo nunca se acaba.

 “Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos” Gálatas 6:9
  • No te canses de hacer el bien. No te des por vencida. Asegúrate de hacer todo lo que está a tu alcance para cuidar a tus hijos.
  • Si eres una madre que trabaja fuera. Esto significa que tendrás que intensificar tus esfuerzos a fin de asegurarte que en tu ausencia respeten tus normas, que son las de Dios.
  • Y si tus hijos mayores están solos en casa un rato. En este caso también deberás impartirles los límites y normas que rigen la vida en el hogar.
  • Considérate bendecida por Dios si tienes un esposo que ayuda a cuidar a los hijos. Recuerda siempre darle gracias. Y si no es asi, busca la manera de involucrarlo.Ora y ayudalo a ver la importancia de que el sea parte tambien.
  • Instruyelos, hablables lo mas que puedas, con la mayor diligencia y claridad. El diablo no descansa. No permitas que ideologias permeen tus principios y valores.
  • No dejes de clamar a diario por el cuidado y protección de Dios sobre tus hijos.

“Sacas lo mejor de los demás cuando das lo mejor de ti”

Harvey Samuel Firestone

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