Progreso de Lección
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Hay dos historias bíblicas que como madre me impactan. La primera es la de Moisés.

Entonces el faraón dio la siguiente orden a todo su pueblo: «Tiren al río Nilo a todo niño hebreo recién nacido; pero a las niñas pueden dejarlas con vida» Éxodo 1:22

En esos días, un hombre y una mujer de la tribu de Leví se casaron. La mujer quedó embarazada y dio a luz un hijo. Al ver que era un niño excepcional, lo escondió durante tres meses. Cuando ya no pudo ocultarlo más, tomó una canasta de juncos de papiro y la recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después puso al niño en la canasta y la acomodó entre los juncos, a la orilla del río Nilo. La hermana del bebé se mantuvo a cierta distancia para ver qué le pasaría al niño. Éxodo 2:1-4.

La hija del faraón lo encuentra, y termina dándosela a la propia madre para que lo cuide. No sabemos exactamente cuánto tiempo estuvo con su mamá Jocabed. Ella sabía que el tiempo que tenía con su hijo era limitado, e hizo todo lo que estaba a su alcance, el resto, fue obra de Dios. 

La segunda es la Daniel y sus amigos. Deportados a Babilonia, a una cultura totalmente opuesta a la de ellos.

Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía, y pidió al jefe de oficiales que le permitiera no contaminarse. Daniel 1:8

Eran muy jóvenes cuando fueron llevados cautivos. Más adelante vemos que preferían morir, antes que inclinarse ante un dios falso. Yo me pregunto ¿cómo formaron esos padres a estos muchachos? ¡Cuánta firmeza para permanecer en su fe!

Nuestros hijos no siempre van a estar con nosotros. ¿Qué les estamos enseñando? ¿Qué herramientas les estamos dando?

Enséñales a orar

Como cristianos, tenemos el privilegio de tener libre acceso a Dios, mediante nuestras oraciones. El Creador del universo nos escucha. ¡Que nuestros hijos crezcan sabiendo esto!

La oración es importante para nuestros hijos en cualquier edad o etapa de la vida. Nosotros bendecimos e inspiramos sus vidas cuando nos ven y oyen orando, cuando oramos por ellos y con ellos… y, sobre todo, cuando les enseñamos a orar. Es importante tu ejemplo. Mucho mejor si te acompaña tu esposo. Todo lo que haces y dejas de hacer, enseña.

 Es otra manera de amarlos, algo que les enseñamos para toda la vida, especialmente para el futuro, cuando tendrán que enfrentar la vida solos.  Podés regalarles un cuaderno, donde anoten sus motivos de oración, y las respuestas de Dios. Ayúdales a establecer un horario que incluya algunos minutos diarios de oración.

¿Cómo enseñarles a orar? ¿Cómo impulsar la oración? Una manera de hacerlo es orando en familia. Mediante preguntas podes guiarlos. Por ejemplo ¿por qué cosas te gustaría agradecer a Dios? ¿En qué necesitas la ayuda de Dios? ¿Qué te preocupa? ¿Por qué estás triste? ¿Cuál es el mayor desafío que enfrentarás hoy?

 Los niños también tienen desafíos y preocupaciones, que, desde pequeños, puedan aprender a “Dejar todas sus preocupaciones en mano de Dios, quien tiene cuidado de ellos”.

También ¿Tenes un amigo por quien podemos orar hoy? Eso los ayuda a pensar en otros, además de sí mismos y a interesarse por los demás.

Pequeñas decisiones, grandes bendiciones.

Ora como un estilo de vida. “Oren sin cesar”. En lo grande, en lo pequeño, en cada cosa… acostúmbrense a buscar a Dios en oración. A toda hora pregúntate: ¿dónde estarán? ¿en clase? ¿En futbol? ¿En piano? Y ora por ellos.

Ora cada noche. Que antes de dormir, puedan dejar sus preocupaciones en manos de Dios, y que lo último en sus cabecitas, antes de conciliar el sueño, sea el haber hablado con Su Padre celestial.

 También puede ser animarlos a pensar ¿qué cosa linda le dirías a Dios hoy? Lean un salmo. Anímalos a dar gracias a Dios por una cosa de ese día. Enséñales a “dar gracias por todo”. La confesión de pecados también es importante. Enséñales a arrepentirse y pedir perdón.

Crea una lista familiar de oración. ¡Y anoten las respuestas de Dios! ¡A fin de año, pueden hacer una gran lista con motivos de gratitud! Que los niños puedan ver cómo Dios obra en sus vidas, a través de la oración.

Lleva a tus hijos a la iglesia

¿Por qué? Porque es un mandato. No dejemos de congregarnos… dice Hebreos 10:25. No es una sugerencia. Congregarse trae bendición. Salmo 122:1 dice: Me alegre cuando me dijeron: “Vayamos a la casa del Señor”.

Poner a Dios primero. Ir a la iglesia debe estar dentro de tus prioridades. ¿Por qué es tan importante la iglesia? Somos parte de una familia más grande. Adoramos a Dios junto con nuestros hermanos en la fe. Escuchamos la Palabra de Dios.

Nos fortalece porque compartimos la misma fe. Nuestra fe y confianza en Dios crece. Y así podemos ser de bendición a otros. Recibimos ánimo y consejo bíblico, y a si mismo fortalecemos a otros. Podemos servir a Dios y a nuestro prójimo.

Jesús dijo: Dejen a los niños venir a mí. Lucas 18:16. Como padres: ¿Ayudamos o impedimos que los niños vayan a Cristo? Que ir a la iglesia sea una de tus prioridades.

Lleva a tus hijos a Renacer Kids, a las reuniones de preadolescentes o de adolescentes, a los jóvenes. Sé intencional en que ellos se llenen de Dios, que tengan amigos que compartan su fe.

Distintas estadísticas muestran que hay más posibilidad de que las personas tomen una decisión por Cristo de pequeños.

¿Y si mis hijos no quieren ir? Sé firme. Hay cosas q no son negociables. Si mi hijo me dice que no tiene ganas de ir a la escuela, podré preguntarle por qué y si es necesario, intervenir en alguna situación, pero su educación es algo innegociable.

¿Soy cristiana hace poco y mis hijos adolescentes no quieren ir? Ora por ellos y hablales acerca de lo importante que es y por qué.

¿Si estoy divorciada y mis hijos están el domingo con su papá? Aprovecha al máximo cada oportunidad que tengas con ellos. Llévalos a tu Grupo de Vida. Reunite en la semana con otras mamas.

¿Qué importancia le das vos en tú corazón a la iglesia?  No debería ser un compromiso tedioso con el cual debemos cumplir ¡es un privilegio! Algo que deberíamos aguardar toda la semana. Tenemos la bendición de tener algo llamado: libertad de culto a diferencia de otros países en el mundo, podemos reunirnos libremente.

¿Cómo hablo en casa de la iglesia, los pastores, maestros y hermanos? Tu actitud y la actitud de tu corazón va a influir sobre tus hijos. Que ellos puedan ver en vos, la enorme bendición que es poder congregarse. Involúcrate en la iglesia, lo más que puedas. Si lo ven, es probable que congregarse y servir, sean algo natural para ellos.

Puede que tu esposo no vaya a la iglesia. Sé la mejor esposa que puedas ser, que tu esposo vea el amor de Jesús a través tuyo.

¿Con qué frecuencia asisten a la iglesia? “Se nos complica”. ¿Por qué? ¿te está costando levantarlos y llevarlos? ¿Tenes otros compromisos familiares el día domingo? Analiza tus prioridades, recuerda que el Señor siempre esta primero.

Algunas ideas de organización.

  1. Repasa con ellos durante la semana las lecciones de la escuela bíblica.
  2. Dedica la noche anterior a todos los preparativos.
  3. Disfruta y aprovecha cada actividad que la iglesia ofrece al máximo.
  4. Bendice a tu iglesia con palabras de gratitud. Sin quejas ni murmuración.
  5. Incentivar a tus hijos a ir a adorar a Dios. A compartir con otros niños.
  6. Se constante y declara el salmo 122:1: “Yo me alegré con los que decían: a la casa de Señor iremos”.

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