Progreso de Leccion
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Crianza respetuosa con el diseño de Dios

Nadie duda que la naturaleza que está afuera de nuestras casas es creación de Dios. Pero como podrás darte cuenta el cuidado y mantenimiento es tarea de nosotras. Las rosas y los jazmines no brotan espontáneamente.

Sabemos bien que nada tan maravilloso ocurre por accidente: Toma tiempo y dedicación.

Todo empieza con un sueño, oraciones y un plan. ¿Oraciones? ¡Yo creo que sí! Dependencia absoluta de Dios. Quien nos da las fuerzas, sabiduría y recursos. Compromiso serio. Duro trabajo. Dedicación. Atención. Creatividad. Tiempo. Pero por sobre todo se necesita mucho Amor.

¿Te das cuenta de que te estoy hablando? La creación de un buen jardín es una perfecta analogía con una crianza respetuosa con el diseño de Dios. Siempre he perseguido la mejor visión, un bello jardín. Hoy quiero animarte a ir tras el mismo sueño. El sueño de Dios para la familia. Dios en su Palabra tiene mucho que decir sobre crianza de niños. Él espera que, tanto las mamás como los papás, participemos de manera activa en la formación de nuestros hijos.

Ordenanza y promesa

“Instruye al niño en el camino que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartara del él”. Proverbios 22:6. 

Por un lado, Dios ordena: “Instruye al niño en el camino que debe andar”. Y nos anima con la promesa: “Y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.

Proverbios 22:6 es también una advertencia. Si fallamos en instruir a nuestros hijos.

Si somos padres pasivos y permisivos. Si los dejamos a la merced de la cultura. Si los dejamos se formen según sus propios deseos. Luego, con el correr del tiempo no podemos esperar que su estilo de vida cambie.

Esto es así porque los niños nacen pecadores y cuando se les permite vivir según sus caprichos, desarrollan de manera natural respuestas y hábitos pecaminosos. Y dichas costumbres se arraigan profundamente una vez que se han establecido desde pequeños.

Instrucción

“Instruye al niño…” Proverbios 22:6 Tenemos la misión celestial de instruir a nuestros hijos y debemos llevarlo a cabo de dos maneras.

Instruir significa Educar

 ¿Cómo se lleva a cabo dicha educación? ¿Qué hacemos? ¿Esperamos hasta que nuestro bebé pueda sentarse, caminar, hablar, o hasta que cumpla cierta edad? ¿Esperamos hasta que haya algún interés de su parte?

¿Esperamos que la escuela lo haga por nosotros? ¿O esperamos hasta que nuestro hijo ingresa a la escuela dominical o al grupo de jóvenes de la iglesia?

 Instruir también significa Iniciar

 Somos nosotros, los padres quienes tomamos la iniciativa de educar. Esta palabra (Iniciar) nos da la respuesta a las preguntas anteriores. Nuestra instrucción debe ser planeada e intencional. Un compromiso que se organiza y se lleva a cabo aprovechando cada oportunidad.

¿Y qué ocurre si no iniciamos y educamos a nuestros hijos “en el camino que debe andar”? ¡Ellos irán por el camino que se les antoja!  Al niño que se le da libertad a su propia voluntad será malcriado y se volverá egoísta. 

¡Madre! date cuenta de que estás a cargo de la misión de instruir a tus hijos tan pronto como sea posible. Pero a su vez ¡nunca es demasiado tarde!

Enseñanza práctica

 Como vimos debemos instruir a nuestros hijos de manera activa y dinámica. Estoy segura de que le inculcas las normas de convivencia y la realización de tareas prácticas.

¡Pero además de eso! ¿Les enseñas cómo tomar decisiones sabias? ¿Les enseñas que son pecadores y necesitan un Salvador? ¿Les enseñas cómo ser una nena o un varón conforme al corazón de Dios?

Piensa en esto: La clase de persona en que se convertirá tu hijo en el futuro ya lo está siendo hoy en el presente… ¡y a toda prisa!

 No cedas a tu instinto maternal de hacer todo por ellos. Ayúdalos a pensar y actuar correctamente. No le ocultes información para sobreprotegerlos. Más bien enséñale y mostrale cómo tomar buenas decisiones (¡con miras al futuro!).

La instrucción activa también significa entrenar por medio de la corrección, lo cual incluye la necesaria disciplina. La disciplina abarca todo un conjunto de reglas, de educación y enseñanza. Y a su vez es un proceso ya que conlleva tiempo y esfuerzo.

Enseñanza mediante el ejemplo

Este es un tipo de enseñanza observadora (la del niño hacia nosotros, los padres) por medio de un comportamiento ejemplar. Es mucho más personal… y difícil.

¡Significa no solo pronunciar el discurso sino recorrer el camino!  “Pon toda tu atención en mí, hijo mío, y mira con buenos ojos mi ejemplo” (Proverbios 23:26).

 Como dice el refrán: “Que tus actos hablen más que tus palabras”. Los niños repiten lo que hacemos. ¡Tus hijos seguirán tus pasos! ¡Más que a tus consejos!

¿Desde cuándo, Señor? ¡Desde pequeños!

¿Cuál es el mejor momento para que una madre instruya? Sin duda alguna mientras más pronto, mejor. Pero ¡nunca es demasiado tarde!

Cualquiera sea la edad de tus hijos, comienza a instruir ahora mismo. Hazlo con convicción. Busca maneras de conectar con ellos. Planifica separar todos los días tiempo de calidad. Aun desde el vientre, ya pueden recibir instrucción. Música y lectura bíblica para estimulación prenatal. Caricias y palabras de aprecio. Estimulación temprana desde sus primeros meses luego del nacimiento. Sin importar lo que entiendan o no, ellos percibirán tu amor y emoción. Créeme, ellos captan mucho más de lo que puedas imaginar.

Si son mayores, enseña con el ejemplo. Conversa con ellos. Aprovecha cada oportunidad para hacer preguntas sobre el colegio, amistades, influencers que siguen, música que escuchan. Planifica salidas. Los adolescentes necesitan tu apoyo y tus palabras de afirmación en su valía e identidad.

Camino y carrera

¿Cuál camino, Señor? “… en el camino que debe andar…” Proverbios 22:6

¡Hay un solo camino para llegar a Dios! “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al padre sino por mí.” (Juan 14:6). Recordales que deben amar y seguir a Jesús. ¡Cueste lo que cueste!

Instruir a un niño como es debido es una misión doble. La doble misión la podemos ver en una traducción más antigua de Proverbios 22:6 (RV- 1909) que dice: “Instruye al niño en su carrera…”.  Ayuda a tus hijos a conocerse a sí mismos, a apreciarse a sí mismos y a ser ellos mismos, y su camino se hará evidente ante ellos.

Tus hijos han sido diseñados y creados por Dios de manera maravillosa y asombrosa.  El salmo 139 es una hermosa oración que celebra la imagen de Dios en las personas y alaba al Creador por su asombroso cuidado e interés por toda la humanidad.

Tus hijos son personas únicas y valiosas para Dios. Llenos de talentos, capacidades y dones.  Jeremías 1. 5 Dios le dijo a su profeta escogido. “Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes que nacieras, te aparte y te nombre mi profeta a las naciones”.

También su sexualidad es un regalo de Dios. “Tu viste formarse cada parte de mi cuerpo; todo ya estaba escrito en tu libro; fueron formadas a su debido tiempo, sin faltar una sola de ellas.” (Salmo 139:16). La Palabra de Dios nos deja instrucciones de cómo debe ser un hombre o una mujer. Debemos entrenarlos para la vida. La mayoría de nuestros hijos querrán formar una familia. Mostremos con nuestro ejemplo y con la Palabra el plan perfecto de Dios.

¡Crianza respetuosa con el diseño de Dios es lo que ellos necesitan! Y Dios te invita a participar en la aventura de ayudarles a descubrir el llamado y propósito que el Creador destino para ellos.

Cosecha el fruto

“…y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6  

Si con la ayuda de Jesús cada día sembras instrucción, entonces cada día también cosechas fruto agradable. Este versículo predilecto de los padres no ofrece una garantía absoluta. Establece más bien un principio general. Así como un árbol crece para estar derecho y saludable con la ayuda de un tutor, un niño crece en la dirección en la cual ha sido instruido en el hogar.

Hay una verdad esperanzadora. Los hijos nunca podrán escapar de las oraciones de los padres.  Jesús los ama de verdad. Si se alejó lo veras regresar. La Palabra sembrada desde pequeños lo traerán de vuelta a Dios como el hijo prodigo de Lucas 15:11–20.

¿Sabes qué quiero para vos? Lo mismo que deseo para mí. Quiero que juntas recojamos la cosecha que Dios promete. Quiero que nuestros hijos sean la siguiente generación que amen y sirvan a Señor. Quiero que pasen el testimonio de la fe en Dios a sus hijos.

¡Disponete a trabajar en tu maternidad y dedícate a ello! Da lo mejor de vos, de tu tiempo y ¡de tus oraciones! Dios te da toda la gracia, la fortaleza, el poder, la sabiduría y el amor que necesitas para avanzar en cada paso del camino. Y ya sabes. ¡Lo que tus hijos necesitan es una crianza respetuosa con el diseño de Dios!

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