I. El ministerio de Cristo al judío y al gentil (15.8-13)
El que estudia la Biblia y no reconoce el ministerio doble de Cristo, primero al judío y después al gentil, nunca usará correctamente la Palabra de verdad. Cuando Cristo nació, su venida se anunció a la nación judía y se relacionó con las promesas del AT. Como indica con claridad el versículo 8, Cristo fue primero un ministro para los judíos con el propósito de confirmar los pactos y promesas del AT. Véanse Lucas 1.30–33, 46–55, 67–80. Estos judíos llenos del Espíritu sabían que Cristo había venido a librarlos de los gentiles y a establecer el reino prometido.
Pero, ¿qué ocurrió? El pueblo de Israel rechazó a su Rey en tres ocasiones:
- cuando permitieron que Herodes asesinara al mensajero del Rey, Juan el Bautista;
- cuando pidieron que mataran a Cristo;
- cuando mataron a Esteban.
Tanto en los Evangelios como en Hechos, el evangelio se entregó «al judío primeramente». Si Israel hubiera recibido a Cristo, se hubiera establecido el reino y las bendiciones hubieran fluido a los gentiles a través de un Israel convertido. Pablo ya ha mostrado en Romanos 9–11 que mediante la caída de Israel (no su ascenso a la gloria) el evangelio de la gracia de Dios ha ido ahora a los gentiles. Hay un modelo de progreso en los versículos 9–11; los gentiles oyen la Palabra (Sal 18.49); los gentiles se regocijan junto a los judíos (Dt 32.43); todos los gentiles alaban a Dios (Sal 117.1); y los gentiles confían en Cristo y disfrutan de su reino (Is 11.10). Estos versículos casi resumen la historia espiritual de Israel: el versículo 9 (véase Hch 10–14), cuando los judíos testificaron a los gentiles; el versículo 10 (véase Hch 15–28), cuando los judíos y gentiles participaron juntos en el testimonio de la Iglesia; el versículo 11 (Hch 28), cuando Israel finalmente fue desechado y se les dio a los gentiles un lugar prominente en el programa de Dios (conforme se describe en las cartas de Pablo a los Efesios y Colosenses); y el versículo 12, el reino futuro, compartido con los gentiles.
El tema de la alabanza de los gentiles es Cristo. Hablando de ese día futuro cuando el Rey establezca su reino, el versículo 12 dice: «Los gentiles esperarán en Él». Pablo entonces inicia el tema de la «esperanza» en la oración del versículo 13. No tenemos que esperar para tener gozo, paz y esperanza; el Espíritu puede darnos esas bendiciones ahora.
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