La simplicidad no se puede conseguir sin tener claro el objetivo global de tu vida. La pregunta no es: “¿Qué debo hacer en los próximos 30 días?”, sino: “¿En quién quiero convertirme en la próxima etapa de mi vida?”.
Una vez que tengas la respuesta a esta pregunta, pasarás de ser esclavo de tu agenda al dueño de tu tiempo.
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