Lección 1, Tema 2

1.2 Notas del Mensaje

Progreso de Lección
0% Completado

Introducción

1 Un día, Pedro y Juan subían juntos al templo. Eran las tres de la tarde, es decir, el momento de la oración, 2 y vieron allí a un hombre cojo de nacimiento. Todos los días era puesto a la entrada del templo, en la puerta llamada «la Hermosa», para pedirles limosna a los que entraban en el templo. 3 Cuando el cojo vio que Pedro y Juan estaban por entrar, les rogó que le dieran limosna. 4 Entonces Pedro, que estaba con Juan, fijó la mirada en el cojo y le dijo: «¡Míranos!» 5 El cojo se les quedó mirando, porque esperaba que ellos le dieran algo, 6 pero Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda!» Hechos de los Apóstoles 3:1–6 (RVC)

DE LO QUE TENGO… ¿TE DOY?

¿Cuánto puede valer una limosna?

  • ¿Algunos centavos?  
  • Pedro y Juan no tenían ni siquiera una limosna para dar, y ayudar así a este hombre.
  • Pero tenían algo mucho más valioso, que no tiene nada que ver con el dinero.
    • De esto que tenían, le dieron al mendigo, y el hombre fue transformado también por el poder de Dios.

De aquí podemos extraer algunos principios muy valiosos para nuestras vidas hoy en día:

Lo que la gente está pidiendo muchas veces no es lo que realmente necesitan

  • Lo que pedimos, no siempre es lo que más necesitamos.
  • Le damos gracia a Dios, que en su infinita bondad, no siempre nos ha dado conforme a lo que le pedimos, sino según lo que necesitamos.
  • Como padres y líderes es importante discernir las peticiones que nuestros hijos y otras personas nos hacen, para saber si es realmente lo que ellos necesitan.

Sólo podemos dar lo que tenemos

  • Parece demasiado obvio, pero es verdad: No podemos dar lo que no tenemos.
  • Sin embargo, muchas personas se quedan paralizadas ante determinadas situaciones, porque lo primero que piensan es en lo que les falta, antes de usar lo que ya tienen.
  • Demasiadas personas y organizaciones no hacen muchas cosas, o no atienen a las necesidades de otros, porque se quedan pensando en los recursos que no tienen, en vez de reconocer lo que ya poseen y empezar con eso.

Lo que tenemos no es nuestro

  • Todo lo que tenemos, lo hemos recibido de otras personas: nuestros padres (herencia), nuestros maestros (conocimiento), nuestros patrones o clientes (ingresos económicos)…
  • Pero en última instancia, el dador de todas esas bendiciones es Dios.
Del Señor es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan. Salmo 24:1 
  • Lo que tenemos no es nuestro, porque Dios nos lo ha dado.
  • Dios nos ha dado lo que necesitamos para hacer la obra que Él nos ha encomendado.
    • Dios no llama ni envía a nadie al servicio sin equiparlo con todo lo que necesita.
    • Y en el camino, le va añadiendo lo que Él sabe que necesitará más adelante.

¿Qué es lo que Dios te ha dado?

Todos tenemos alguna gracia, algún don, un talento, experiencias, conocimiento y recursos que Dios nos ha dado para bendecir a otros.

De su abundancia, todos hemos recibido una bendición inmerecida tras otra. Juan 1:16 (NTV)
  • Cuando Dios lo llamó a Moisés para que fuera el libertador de la nación de Israel, luego de más de 400 años de esclavitud, ante semejante desafío Moisés le puso una y otra excusa, tratando de demostrarle a Dios que no tenía lo que se necesitaba para semejante tarea.
El Señor dijo: «¿Qué es lo que tienes en la mano?» Y él respondió: «Una vara Éxodo 4:2 (RVC)
  • A simple vista, lo único que Moisés tenía era esa vara que usaba para pastorear las ovejas.
    • Pero detrás de eso, él tenía un Dios muy grande, que estaba dispuesto a hacer maravillas a través de la fe y obediencia de Moisés.
  • Preguntas:
    • ¿Qué tenés en tu mano?
    • ¿Qué te ha dado Dios?
    • ¿Lo compartirías con otros?
  • Esa es la pregunta que da origen a este Mensaje, y que ya a esta altura cada uno de nosotros debe decidir qué va a responder: DE LO QUE TENGO… ¿TE DOY?
6 Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero de lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y anda7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó, ¡y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos! 8 El cojo se puso en pie de un salto, y se echó a andar; luego entró con ellos en el templo, mientras saltaba y alababa a Dios. 9 Todo el pueblo lo vio andar y alabar a Dios, 10 y lo reconocían como el cojo que se sentaba a pedir limosna a la entrada del templo, en la puerta «la Hermosa», y se quedaban admirados y asombrados por lo que le había sucedido al cojo. Hechos de los Apóstoles 3:6–10 (RVC)
  • Todos tenemos gracias, talentos, dones y recursos que Dios nos ha dado para bendecir a otros.
  • Sin duda el mayor regalo es haber conocido a Jesucristo, y tener una relación personal con Él.
    • Cuando estamos dispuestos a compartir de Jesús con otros, pasan cosas maravillosas.
    • Dios responde a nuestra obediencia y fe, haciendo Sus Milagros. ¡Gloria a Dios!

Cuando compartimos lo que Dios nos ha dado, las personas reciben lo que realmente necesitan, y Él recibe toda la gloria

El mendigo pedía limosna. Pero lo que realmente necesitaba era volver a caminar.

Pedro y Juan no tenían la limosna que el hombre les pedía, pero le dieron algo mucho más valioso = la sanidad de sus piernas.

Cuando Pedro, en el nombre de Jesús, ayudó al hombre a ponerse de pie = Dios hizo el milagro.

Y ese Milagro fue la oportunidad para que una multitud admirada y asombrada escuchara el mensaje del evangelio:

12 Pedro vio esto como una oportunidad y se dirigió a la multitud: «Pueblo de Israel —dijo—, ¿qué hay de sorprendente en esto? ¿Y por qué nos quedan viendo como si hubiéramos hecho caminar a este hombre con nuestro propio poder? 13 Pues es el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob —el Dios de todos nuestros antepasados— quien dio gloria a su siervo Jesús al hacer este milagro. Hechos de los Apóstoles 3:12–13 (NTV)
  • Pedro les aclaró que ellos no habían hecho ese milagro, sino el Señor Jesús.
  • E inmediatamente aprovechó la oportunidad para predicarles el evangelio:
15 Ustedes mataron al autor de la vida, pero Dios lo levantó de los muertos. ¡Y nosotros somos testigos de ese hecho! 16 Por la fe en el nombre de Jesús, este hombre fue sanado, y ustedes saben que él antes no podía caminar. La fe en el nombre de Jesús lo ha sanado delante de sus propios ojos. Hechos de los Apóstoles 3: 15-16 (NTV)
  • ¿Qué paso cuando ellos compartieron lo que tenían?
    • El hombre fue sanado, pero el Señor Jesús fue glorificado.
    • Y este Milagro fue la oportunidad para predicar el Evangelio y que muchos pudieran creer en Jesús.
  • Al usar el nombre de Jesús, Pedro mostró quién le dio la autoridad y el poder para sanar.
    • El nombre de Jesús no debe usarse como “una frase mágica”, sino para accionar con fe, en representación suya.
    • Cuando oramos “en el nombre de Jesús”, debemos recordar que es el mismo Jesús quien está obrando a través nuestro, respaldando nuestras acciones.
Ahora pues, arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios para que sus pecados sean borrados. Hechos de los Apóstoles 3:19 (NTV)
  • Ese día, más de 5.000 hombres, con sus mujeres e hijos, se arrepintieron de sus pecados, y decidieron volverse a Dios al poner su fe en Jesucristo, y fueron añadidos a la Iglesia. ¡Gloria a Dios!
    • ¿Ya te arrepentiste de tus pecados y decidiste de una vez volverte a Dios?
    • ¿Ya pusiste toda tu fe en Jesucristo? = Si todavía no lo hiciste, ¡hoy es el día!
    • Oración de Entrega

Conclusión

  1. Lo que la gente está pidiendo muchas veces no es lo que realmente necesitan.
  2. Sólo podemos darles lo que tenemos (no podemos dar lo que no tenemos)
  3. Lo que tenemos no es nuestro, porque Dios nos lo ha dado.
  4. ¿Qué es lo que Dios te ha dado? ¿Estás dispuesto a compartirlo con otros?
  5. Cuando compartimos lo que Dios nos ha dado, las personas reciben lo que realmente necesitan, y Él recibe toda la gloria.

No pienses más en lo que te falta. Avanza con lo que tenés, con lo que Dios ya te ha dado.

  • En el camino, Dios va a respaldar tu fe proveyendo lo que realmente necesitas.
  • Y si es necesario, hará Sus Milagros.

El título de este mensaje es: De lo que tengo… ¿Te doy?

  • ¿Cuál es tu respuesta?
  • Espero que sea: “Sí”. Y que lo hagas “en el nombre de Jesús”.

Comentarios

×

¡Hola!

Haga clic en uno de nuestros colaboradores para chatear en WhatsApp o envíenos un correo electrónico a [email protected]

 

×